A los ojos de los laicos en el tema, las balanzas y los negocios minoristas tienen una relación simple: algunas se usan para sopesar los productos que otros venden, y eso es todo. Pero no es así. Cuando se trata de utilizar equipos de pesaje con fines comerciales, hay muchos procedimientos y leyes que deben cumplirse.
Las balanzas a las que nos acostumbramos a ver pesar todo tipo de productos, en carnicerías, pescaderías, supermercados y fruterías, son, según la legislación, "instrumentos de pesaje no automáticos" utilizados para "determinar la masa para las transacciones comerciales”. Y, por lo tanto, están encuadradas en las directivas de la Unión Europea que los obligan a respetar una serie de reglas, desde su fabricación hasta el final de su vida útil en un negocio minorista.
Por lo tanto, detrás de un proceso cotidiano aparentemente simple, de hecho, hay mucho que decir, especialmente para que el consumidor pueda estar protegido:
Antes de llegar a los espacios comerciales
Incluso antes de que cumplan su propósito en el comercio minorista, las balanzas ya deben cumplir con varias reglas y deben ir acompañadas de algunos documentos oficiales.
Además de los lotes, los números de serie y la documentación técnica habitual, los fabricantes de instrumentos de pesaje con fines comerciales deben emitir (o solicitar la emisión de) una declaración UE de conformidad, así como agregarles el marcado CE y el marcado metrológico adicional. Es decir, no sin antes seguir los procedimientos esperados en la fabricación de las balanzas y garantizar que cada una cumpla con los requisitos previstos para llevar a cabo su trabajo con fiabilidad.
Los distribuidores son responsables de asegurarse de que el equipo salga de la fábrica sin ningún riesgo aparente y, por supuesto, con toda la documentación exigida por la ley. Sin mencionar que también tienen el deber de garantizar condiciones adecuadas de almacenamiento y transporte para mantener el funcionamiento adecuado de la balanza.
Durante el tiempo de servicio en espacios comerciales
Tan pronto empiezan a trabajar en los espacios comerciales, las balanzas están sujetas a inspecciones para garantizar que todo funcione de acuerdo con la ley. Por lo tanto, además de los parámetros exigidos desde el principio (como el marcado CE), los instrumentos de pesaje también deben tener un control metrológico legal actualizado.
Esto significa que este equipo utilizado en el comercio minorista debe haber estado sujeto a una verificación periódica obligatoria dentro del plazo especificado en la directiva europea. Un procedimiento que debe realizarse por una entidad certificada por la institución que supervisa el asunto, en el país en cuestión, en el caso de Portugal por el Instituto Português da Qualidade (IPQ). Por lo general, esta verificación periódica es anual, sin embargo, no se realiza en el año en que la balanza recibe la declaración UE de conformidad y en los años en que el instrumento ha sido reparado.
Si, por algún motivo, la verificación revela más que los "errores máximos permitidos" por ley, el espacio comercial tiene que proceder a la reparación de la balanza y no puede usarla hasta que esté sujeta a una nueva verificación.
Como se puede concluir de todo esto, las balanzas son objetos mucho más complejos de lo que pueden parecer al principio. Dependiendo de muchos aspectos técnicos e insertados en varias directivas europeas, también son indispensables para el día a día en el sector minorista.
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